martes, 11 de mayo de 2010

Lech Walesa

El joven Walesa pasó su infancia entre estrecheces económicas. Tras completar con buenas calificaciones sus estudios primarios, entre 1959 y 1961 aprendió metalurgia, dibujo técnico y matemáticas en una escuela de oficios de Lipno, donde se especializó como electricista industrial. Consiguió el empleo de instalador de sistemas eléctricos en el Departamento Estatal de Agricultura (POM), en Lenie, y en 1963 interrumpió este trabajo para prestar el servicio militar, en el curso del cual fue destinado al cuerpo de telegrafistas y se dejó crecer el poblado bigote que luego le haría famoso.

Tras licenciarse volvió a su empleo en el POM, pero en 1967 decidió marchar a la costa báltica en busca de mejores oportunidades de trabajo. Se colocó en la plantilla de los astilleros Lenin de Gdansk como obrero en una brigada de electricistas y en 1968 recibió su bautismo sindical al ser elegido por sus compañeros representante en el consejo de empresa.

Dotado de innatas cualidades de dirigente, como presidente del Comité de Huelga de los astilleros Lenin tomó parte activa en los disturbios obreros de diciembre de 1970, provocados por el súbito encarecimiento de los productos de primera necesidad y que fueron brutalmente sofocados por las autoridades comunistas. Walesa dio un margen de confianza al nuevo primer secretario de la fuerza que detentaba el monopolio del poder, el Partido Unificado Obrero Polaco (PZPR), Edward Gierek, sustituto del veterano Wladyslaw Gomulka, pero pronto se desencantó al comprobar que sus fracasos económicos (desabastecimiento de productos de consumo, descenso de la producción) eran invariablemente cargados sobre las espaldas del trabajador.

En febrero de 1976 un discurso en el que tildó a Gierek de mentiroso le supuso su expulsión fulminante del astillero. Tras un breve pero angustioso período de desempleo, ya que tenía que mantener a su esposa desde 1969, Danuta Golos, y a su creciente prole, fue contratado como mecánico por la compañía de construcciones ZREMB, donde se ganaría la vida en los dos años siguientes.

En 1978 trabó contacto con el Comité de Autodefensa de los Trabajadores (KOR), una organización opositora fundada el 23 de septiembre de 1976 por un grupo de intelectuales independientes entre los que destacaban Józef Lipski, Jacek Kuron y Adam Michnik, y con los Sindicatos Libres, cuya sección en la costa báltica ayudó a poner en marcha en abril. Por tales actividades perdió su puesto de trabajo en el ZREMB en noviembre de 1978. En 1979 fue uno de los firmantes de la Carta de los derechos de los trabajadores en Gdansk y consiguió ser contratado por la compañía de ingeniería Elektromontaz, pero el despido no tardo en llegar por hablar en una ceremonia en memoria de los obreros muertos en 1970.

En el verano de 1980 las huelgas y el descontento por el deterioro de las condiciones de vida se extendieron por todo el país. Walesa, que se hallaba en el paro y atravesaba por graves dificultades económicas, era además hostigado por las autoridades, que le arrestaron en varias ocasiones. Su popularidad y su liderazgo habían crecido en paralelo, y cuando el 14 de agosto se declaró una huelga general en los astilleros Lenin, la dirección le readmitió en su antiguo puesto entre los vítores de la plantilla.

Desde ese momento, Walesa se erigió en el líder indiscutible del movimiento de huelga, que pronto añadió a las reivindicaciones salariales el derecho a la libre sindicación. El 16 de agosto los trabajadores crearon el Comité Interempresarial de Huelga (MKS) y Walesa, que fue elegido su presidente, encabezó la delegación que negoció con las autoridades un Protocolo de 21 puntos, entre los que figuraban las libertades de sindicación y de expresión, y el derecho a la huelga. El Gobierno firmó el Protocolo el 31 de agosto y Walesa anunció que, satisfechas las demandas, la huelga quedaba desconvocada a partir del 1 de septiembre.

Walesa y sus compañeros habían conseguido por primera vez que un régimen comunista cediera al empuje obrero y aceptara reivindicaciones de contenido no estrictamente socioeconómico. Elevado a las categorías de héroe nacional por sus seguidores y de celebridad mundial por los medios de comunicación, Walesa fue elegido el 22 de septiembre presidente del Sindicato Autónomo e Independiente "Solidaridad" (Niezalezny Samorzadny Zwiazek Zawodowy "Solidarnosc", a veces citado por su sigla NSZZ), que había sido establecido cinco días atrás por sindicalistas de una treintena de comités regionales. Registrado oficialmente el 10 de noviembre, Solidaridad se desarrolló a una velocidad espectacular: a comienzos de 1981 tenía inscritos ya a 10 de los 12 millones de asalariados de Polonia.

El 13 de enero de 1981 Walesa inició su primer viaje al exterior, que incluyó una audiencia en el Vaticano por el papa Juan Pablo II (en los años siguientes, los dos polacos más conocidos en el mundo sostendrían sucesivos encuentros, que han cimentado su conocida relación especial). El líder de Solidaridad empezaba a ser conocido también por su acendrado catolicismo, pues oía misa y comulgaba todos los días.

Walesa adoptó una posición moderada y gradualista, e insistió en la necesidad de no extremar las reivindicaciones, pero, ante la fuerte deslegitimación popular del régimen comunista y el auge de los planteamientos puramente políticos en el movimiento sindical, cada vez se le hizo más difícil contener el radicalismo de las bases, proclives a las huelgas indiscriminadas. En agosto de 1981, en un contexto de rápido declive de la economía y de las condiciones de vida de la población, cuyos elementos activos en el movimiento sindical empezaron a protagonizar "marchas del hambre", Solidaridad arrancó del Gobierno una última reivindicación, la creación de comités de autogestión obrera en las fábricas.

En el I Congreso Nacional de Solidaridad en Gdansk, cuyas sesiones se prolongaron, en dos tandas, del 5 de septiembre al 7 de octubre de 1981, Walesa fue reelegido al frente del sindicato con el 55% de los votos, por delante de Andrzej Gwiazda y Jan Rulewski. Este resultado, lejos de la práctica unanimidad que su persona había reunido el año anterior, reflejaba un descontento creciente en la Comisión Nacional de Solidaridad (KKS) hacia su estilo de liderazgo y la manera en que había llevado las negociaciones con el Gobierno. Para numerosos afiliados Walesa se complacía excesivamente en su protagonismo, apelaba a las bases que le eran incondicionales por encima de la opinión de otros dirigentes del sindicato y mostraba actitudes autocráticas y unilaterales.

Él, por contra, apeló a la unidad y advirtió que la radicalización irreflexiva podría obligar al régimen, cada vez más asustado ante el inminente colapso de la economía y una eventual fractura de su monopolio del poder político, a la solución de fuerza a la que le instaba Moscú, por lo que propuso un "pacto histórico" con la Iglesia y el PZPR para crear un "comité de salvación nacional". En noviembre, el fracaso de las negociaciones entre Walesa, el primado de la Iglesia polaca, cardenal Józef Glemp (quién ejercía de mediador) y el recién elegido primer ministro y primer secretario del PZPR, general Wojciech Jaruzelski, endureció las posturas y condujo a la confrontación.

El 3 de diciembre, Solidaridad, con el total apoyo de Walesa, anunció una huelga general indefinida al no haber recibido del Gobierno respuesta positiva a sus peticiones, y el 12 de diciembre los dirigentes del sindicato mencionaron la posibilidad de establecer un gobierno no comunista a través de un referéndum si las autoridades no aceptaban el acceso de los sindicatos libres a los medios de comunicación y la celebración de elecciones democráticas a los consejos municipales y provinciales, como paso previo a unas elecciones legislativas nacionales. Además, los delegados en las conversaciones con el Gobierno habían hablado de invitar a todos los obreros del Europa del Este a unirse a su lucha, esto es, de extender la agitación polaca al resto del bloque soviético.

Llegada la situación a un punto crítico, con rumores de una intervención directa de la URSS, en la madrugada del 13 de diciembre de 1981 Jaruzelski constituyó un Consejo Militar de Salvación Nacional (WRON) que decretó la ley marcial, prohibió a Solidaridad (15 de diciembre) y detuvo a Walesa y a los demás líderes que no habían conseguido huir a tiempo. El confinamiento de Walesa, que rechazó repetidamente las presiones para que apoyara públicamente la ley marcial, en un pabellón de caza en Arlamow se prolongó hasta el 12 de noviembre de 1982, pudiendo volver entonces a su domicilio en Gdansk.

Cuando el 5 de octubre de 1983 le fue concedido el premio Nobel de la Paz decidió no acudir a Oslo por temor a que las autoridades no le dejaran regresar a Polonia. Danuta, que había asumido un papel principal en las campañas internacionales en favor de su esposo, recogió el premio en su lugar, el 10 de diciembre. El prestigio del galardón internacional extremó la cautela del régimen de Jaruzelski, que no deseaba empañar su imagen exterior más de lo que estaba (más cuando urgía la obtención de ayudas financieras) y mucho menos alimentar la imagen de Walesa como un mártir ante la población.

Walesa fue readmitido en los astilleros y, si bien sometido a estrecha vigilancia por la Policía, gozó de libertad para conceder entrevistas a periodistas extranjeros y celebrar reuniones en su casa. Al principio optó por mantener un perfil bajo y se mantuvo apartado de la militancia clandestina de Solidaridad, que en abril de 1982 se había reorganizado a las órdenes de un Comité Temporal de Coordinación (TKK), a fin de evitar los gestos de desafío al Gobierno y no malograr sus llamamientos al levantamiento de la ley marcial y a la legalización negociada del sindicato.

Jaruzelski emprendió una lenta y un tanto ambigua "normalización", que durante un tiempo combinó medidas represivas con otras de claro significado liberalizador, desconcertando a Walesa sobre la estrategia a adoptar frente al Gobierno. Ya el 2 de mayo de 1982 fue levantado el toque de queda, en agosto la mayoría de los detenidos recobraron la libertad, el 31 de diciembre el "estado de guerra" quedó en suspenso y el 22 de julio de 1983 aquel fue rebajado al "estado de crisis", lo que supuso el total levantamiento de la ley marcial.

La llegada al poder en la URSS de Mijaíl Gorbachov empujó a Jaruzelski, que fracasó ampliamente en sus intentos de rehabilitar al PZPR ante la población, a poner en marcha una liberalización política de alcance al tiempo que aceleraba las reformas económicas con vistas a un modelo mixto con inclusión de algunos mecanismos de mercado. Tomando el pulso a las intenciones de Jaruzelski, en septiembre de 1987 Solidaridad formó una Comisión Ejecutiva Provisional presidida por Walesa, que un mes después se fusionó con el TKK. Aquel mismo año el líder sindical publicó su autobiografía, Un camino de esperanza.

El Primero de Mayo de 1988 marcó el retorno de Walesa al activismo de masas, como cabeza de las manifestaciones y de un movimiento de huelgas cuyo desencadenante inmediato había sido la súbita subida de los precios, pero que se tornó en un instrumento de presión contra el Gobierno para que tomara una posición inequívoca sobre la dirección de sus reformas.

El 31 de agosto de 1988 Walesa se reunió con el ministro del Interior, Czeslaw Kiszczak, y obtuvo la aceptación de iniciar rondas de discusión con Solidaridad, reanudando los contactos interrumpidos desde 1981. El 15 de enero de 1989 el PZPR aprobó el principio del pluralismo político y el 6 de febrero comenzaron unas negociaciones denominadas de Mesa Redonda entre el Gobierno y Solidaridad, cuya legalización fue anunciada el 17 de abril en el curso de una reunión entre Walesa y Jaruzelski.

El 4 y el 18 de junio, con arreglo a los Acuerdos del 5 de abril, se celebraron las históricas elecciones semidemocráticas al nuevo Parlamento bicameral de 460 diputados y 100 senadores, en las que el Comité de Ciudadanos de Solidaridad (KOS, creado por Walesa el 18 de diciembre de 1988) copó la totalidad de los 161 escaños de la Cámara baja abiertos a la libre competición, es decir, el 35% de la Asamblea; el PZPR y sus organizaciones satélites se reservaron el 65% restante sustraído de la prueba de las urnas. En el Senado, Solidaridad capturó todos los escaños menos uno, que fue a parar a un independiente.

Previo pacto con Walesa, el 9 de julio Jaruzelski fue elegido presidente de la República, puesto de reciente creación y con poderes limitados (hasta entonces la jefatura del Estado había recaído en la Presidencia del Consejo de Estado), y éste a su vez nombró el 19 de agosto a Tadeusz Mazowiecki, destacado intelectual católico y consejero de Walesa, para presidir un Gobierno de coalición.

Walesa, cuya propia candidatura a primer ministro flotó durante semanas en los mentideros políticos, habría preferido una coalición sólo con los partidos satélites del PZPR, el Campesino (PSL) y el Democrático (SD), pero consideraciones de estabilidad interna y de índole internacional le aconsejaron no marginar a los comunistas del nuevo orden de cosas.

En los últimos meses del año Walesa viajó por diversas capitales occidentales como embajador volante de su país para recabar apoyos económicos. El 13 de noviembre George Bush, luego de anunciarle la condonación por Estados Unidos del 70% de la deuda exterior, -2.900 millones de dólares- contraída por Polonia, le concedió en la Casa Blanca la Medalla Presidencial de la Libertad y dos días después fue aclamado en el Congreso, convocado en sesión conjunta de sus dos cámaras, como un patriota que había vencido al comunismo en su país.

Walesa fue elegido (o reelegido, si no se tiene en cuenta el período de ilegalidad) presidente del sindicato en su II Congreso, celebrado en Gdansk del 19 al 24 de abril de 1990, con los votos de 360 de los 467 delegados; su principal oponente, Andrzej Slowik, obtuvo sólo 52 votos. A partir de ese momento Walesa empezó a criticar, con creciente virulencia, al Gobierno de Mazowiecki, censurándole que compartiera el poder con los ex comunistas (el PZPR se había transformado en enero en la Socialdemocracia de la República de Polonia, SdRP) y advirtiéndole de la conflictividad que podrían generar el cierre de empresas estatales deficitarias y el no menos doloroso plan de reajuste financiero y monetario, destinado a contener la espiral de los precios y la hiperinflación.

Dentro de Solidaridad maniobró también contra sus críticos, como Bronislaw Geremek, cuya destitución como asesor principal del KKS consiguió, o el propio Michnik, que pudo mantenerse como director de Gazeta Wyborzca, el órgano de prensa del sindicato, por la reacción unánime de la plantilla de periodistas. El 24 de junio se dieron de baja 63 miembros destacados, entre ellos Michnik y Kuron.

La Solidaridad gubernamental prefería que Walesa se mantuviese como líder sindical y no realizase sus aparentes ambiciones políticas, a pesar de sus garantías verbales en tal sentido. Sin embargo, justificándolo en la necesidad de neutralizar la nomenklatura comunista, que se aprestaba, con las transformaciones que fueran necesarias, a representar un papel importante en el nuevo orden político y económico, Walesa anunció el 17 de septiembre de 1990 su candidatura en unas futuras elecciones presidenciales, que demandaba fueran anticipadas. Al día siguiente Jaruzelski solicitó el recorte de su mandato, que en principio expiraba en 1993, y el 20 el Sejm aprobó ambos puntos.

Walesa hizo una campaña con tintes demagógicos y autoritarios de derechas, y se presentó como un candidato providencial que borraría de un plumazo los problemas de Polonia. El día de las elecciones, el 25 de noviembre, Walesa fue el candidato más votado con el 39,9% de los votos, superando ampliamente a Mazowiecki y al socialdemócrata Wlodzimierz Cimoszewicz, pero el independiente Stanislaw Tyminski, un inmigrante que había hecho fortuna en Estados Unidos y que había irrumpido en la escena política con mensajes exclusivamente populistas, le forzó, con su 23,1% de los votos, a una segunda vuelta el 9 de diciembre.

Entonces, los electores total o parcialmente identificados con Solidaridad, fundamentalmente habitantes urbanos de las clases media y alta, que habían apostado por Mazowiecki, volvieron sus votos a Walesa, cuyos apoyos genuinos provenían de los obreros de los centros fabriles y de los habitantes rurales, para parar al inquietante Tyminski. Los votantes del SdRP también se decantaron por Walesa, ya que el impredecible Tyminski les causaba un rechazo aún mayor.

El laureado sindicalista recibió un arrollador 74,2% de los sufragios y el 22 de diciembre, luego de desprenderse, el día 12, de la jefatura de Solidaridad -que en febrero de 1991, por decisión del III Congreso Nacional, recayó en Marian Krzaklewski- prestó juramento como presidente de la República Polaca para los próximos cinco años. En la ceremonia, a la que no asistió Jaruzelski, recibió de Ryszard Kaczorowski, último de los seis presidentes de la República en el Exilio y que representaba al Gobierno que había permanecido en Londres desde 1939 y nunca había reconocido al Gobierno prosoviético, los emblemas del Estado polaco "legítimo".

En sus cinco años como presidente, el otrora jovial y admirado líder sindical se reveló como un estadista maniobrero e intrigante, que protagonizó numerosos enfrentamientos con los sucesivos gobiernos de coalición, donde las personalidades y partidos surgidos del movimiento sindical eran mayoría, al exigir el refuerzo de sus poderes (teniendo como aspiración el modelo presidencial francés) y al conferir a las prerrogativas que ya poseía (como la proposición al Sejm de un candidato a primer ministro y el nombramiento de los ministros considerados de fuerza) un innegable cariz político.

En el atomizado panorama partidista, el campo de Solidaridad se había fraccionado en una pléyade de fuerzas políticas que iban desde el centro social-liberal o socialdemócrata hasta la derecha clerical y abiertamente reaccionaria. El Acuerdo de Centro (PC), lanzado el 12 de mayo de 1990 por los hermanos gemelos Jaroslaw y Lech Kaczynski para apoyar las aspiraciones presidenciales de Walesa, quedó, con el 8,7% de los votos y 44 escaños, en sexto lugar en las elecciones legislativas del 27 de octubre de 1991, primeras totalmente democráticas. Peor le fue, sin embargo, al partido homónimo del sindicato, que se había presentado como el verdadero depositario de las reivindicaciones que animaron el movimiento obrero de 1980 y que tuvo que conformarse con la novena posición en cuanto a número de escaños.

La actitud distorsionante de Walesa tuvo su manifestación más sonada el 5 de junio de 1992 cuando obligó a dimitir al primer ministro Jan Olszewski, que dirigía un gobierno de coalición de centristas, agrarios y nacional-católicos desde diciembre de 1991. Abogado conservador, que en el pasado había defendido a militantes prodemocracia, y perteneciente al PC, Olszewski había emprendido una campaña demagógica de desenmascaramiento de supuestos colaboradores con el antiguo régimen comunista, despertando en el Sejm una reacción de protesta y alertando a Walesa, que sospechaba que el objetivo de la iniciativa no era otro sino él. Meses atrás, a Olszewski le había precedido en suerte su ministro de Defensa, Jan Parys, que, resistiéndose al control de los hombres del entorno presidencial, acusó a Walesa de preparar un golpe de Estado con la implicación de un sector del Ejército.

Este episodio, si bien fundado en diferencias personales, ilustraba las complejas relaciones de Walesa con sus teóricos partidarios en el conglomerado de partidos conservadores y católicos surgido de Solidaridad, cada vez más fraccionado y sujeto a periódicas recomposiciones.

Aunque Walesa no se había dotado de un partido político propio, de cara a las elecciones legislativas del 19 de septiembre de 1993, anticipadas como consecuencia de la caída del Gobierno de Hanna Suchocka el 28 de mayo, un grupo de incondicionales constituyó el Bloque No Partidista de Apoyo a las Reformas (BBWR). Walesa acudió a sus camaradas del Solidaridad (en el que seguía sindicado) con una propuesta de integración en su nuevo proyecto político, pero ni siquiera le dejaron comparecer en el congreso nacional que estaban celebrando. El 28 de junio, decepcionado, Walesa declaró en la televisión que rompía con el sindicato que había fundado y liderado.

El BBWR cosechó un sonoro fracaso en las elecciones: con el 5,4% de los sufragios y 16 escaños, quedó como la sexta fuerza parlamentaria. Las derechas, que pagaron su sectarismo y su radicalismo doctrinario, sufrieron un verdadero descalabro y quedaron fuera del Sejm, mientras que la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD, basada en el SdRP) y su aliado, el PSL, conquistaron una rotunda mayoría absoluta.

Los observadores achacaron el vuelco político al rechazo por una mayoría de los polacos de los intentos de injerencia de la jerarquía católica, parcialmente canalizados por los gobiernos habidos desde 1990, en los asuntos sociales, como la educación religiosa obligatoria en las escuelas, el endurecimiento de la legislación del aborto o la modificación de la Constitución para suprimir el principio de separación entre Iglesia y Estado. Walesa, al que se le reconocían unas estrechísimas relaciones con la jerarquía eclesial, se hizo eco de estas demandas en numerosas ocasiones.

Walesa se desplazó frecuentemente al exterior y algunas de sus visitas revistieron un significado especial, como las realizadas a Francia, del 9 al 11 de abril de 1991, para firmar un Tratado de Amistad y Cooperación franco-polaco; a Israel, el 20 de mayo de 1991, la primera de un jefe de Estado polaco; a Alemania, el 30 de marzo de 1992, igualmente sin precedentes, donde ante el canciller Helmut Kohl insistió en la necesidad de una reconciliación entre los dos pueblos; a Rusia, del 21 al 23 de mayo de 1992, que se tradujo en la firma con Borís Yeltsin de un Tratado de Amistad ruso-polaco; y, a Lituania, el 26 de abril de 1994, para la adopción con el presidente Algirdas Brazauskas de un documento de otra tanta significación histórica. También visitó oficialmente Estados Unidos entre el 19 y el 22 de marzo de 1991 y de nuevo del 20 al 22 de abril de 1993, para asistir a un acto internacional en recuerdo del Holocausto judío.

Walesa encajó mal el retorno al Gobierno, el 26 de octubre de 1993, de los ex comunistas, a pesar de que su política económica no alteró en nada el curso de las reformas económicas (más bien las aceleró) y su política exterior perseguía con el mismo celo que él la integración en las estructuras euro-atlánticas. De hecho, un miembro del BBWR, Andrzej Olechowski, fue el responsable de la diplomacia polaca hasta el cambio gubernamental de marzo de 1995.

En este período, el presidente movió ruidosamente sus fichas para limitar el desenvolvimiento de la SLD, bien vetando proyectos de legislación redactados por el Sejm, bien regateando el nombramiento de ministros del Gobierno o impulsando enmiendas constitucionales para ampliar sus atribuciones. Las recriminaciones mutuas subieron de intensidad cuando el 1 de marzo de 1995 la coalición gobernante designó primer ministro al socialdemócrata Józef Oleksy en sustitución del campesino Waldemar Pawlak.

El 1 de junio de 1994 Walesa anunció su decisión de presentarse a la reelección el año siguiente con el mismo espíritu de contención del "contraataque izquierdista" que le guió en 1990, al tiempo que acudió de nuevo a Solidaridad (que, no obstante, meses después le suspendió de su militancia por no pagar las cuotas) con un mensaje de reconciliación y de unidad. El 2 de octubre habló a los asistentes de la convención nacional del sindicato y su petición de apoyo para las presidenciales fue acogida positivamente.

A pesar de declararse "completamente convencido" de su victoria, en las elecciones de diciembre de 1995 Walesa perdió ante el líder de la SLD, Aleksander Kwasniewski: en la primera ronda, el día 5, quedó segundo con el 33,1% de los votos, y en la segunda y definitiva del día 19 recibió el 48,2%. El 23 de diciembre Walesa no asistió a la toma de posesión de Kwasniewski y se quedó en su casa de Gdansk.

El 15 de enero de 1996 el ex presidente estrenó su nuevo trabajo como asesor de Solidaridad en Gdansk y el 2 de febrero siguiente se anunció la creación de un instituto de estudios que llevaba su nombre. El 2 de abril se reincorporó al astillero de Gdansk en su puesto de siempre, electricista, que había ocupado por última vez en julio de 1989, cuando las circunstancias políticas le exigieron una dedicación a jornada completa.

No obstante, este regreso a los orígenes de Walesa era más formal que real, pues continuó activo en la política nacional, multiplicando sus esfuerzos para el agrupamiento de las fuerzas políticas surgidas del sindicato y participando regularmente en actos y conferencias en el extranjero. El 12 de abril de 1996 el Sejm aprobó una ley que concedía a los ex presidentes el derecho a cobrar una pensión del Estado, con lo que Walesa, que a pesar de sus polémicas actuaciones nadie podía cuestionarle su integridad en los asuntos pecuniarios, dejó de precisar el trabajo en el astillero para subvenir sus necesidades.

En los últimos meses de 1996 los esfuerzos de Walesa y otros responsables políticos fructificaron en la reunión de 36 partidos y organizaciones de derecha y centro-derecha bajo la sigla Acción Electoral de Solidaridad (AWS) y la dirección de Marian Krzaklewski. La AWS resultó vencedora en las elecciones legislativas del 21 de septiembre de 1997 y el 31 de octubre Jerzy Buzek, hombre de confianza de Krzaklewski, formó un Gobierno de coalición con la Unión de la Libertad (UW), partido liberal que incluía a muchos antiguos líderes del sector intelectual de Solidaridad, como Kuron, Mazowiecki, Geremek (nombrado ministro de Exteriores), Suchocka (ministra de Justicia).

El 20 de abril de 1997 Walesa fue elegido presidente honorario del recién creado Forum Democrático de Europa Central, que integraba a 35 partidos democristianos y liberales de Europa Central y Oriental, y el 3 de octubre registró el primer partido político creado personalmente por y para él, la Democracia Cristiana de la III República (CDRP), el cual, según él, no entraría en competencia con la AWS por compartir los dos similares planteamientos ideológicos, entre los que preciso el fundamento en los valores católicos.

Walesa apeló al voto del 50% del electorado que se había abstenido en la última convocatoria y definió su movimiento como de derecha, partidario de las reformas, pero con un "sentido de justicia y solidaridad", y de la construcción de una "Europa de las patrias". El CDRP celebró su congreso constituyente en Wroclaw el 24 de enero de 1998 y en el primer congreso ordinario, en Varsovia, el 18 de septiembre, Walesa fue elegido su presidente.

En los meses siguientes, el ex presidente alternó las críticas y los acercamientos a Krzaklewski, al que pidió que clarificara su perfil: o ejercía de responsable sindical o de dirigente partidista. Para las elecciones presidenciales a celebrar el 8 de octubre de 2000 Walesa pretendía reeditar la experiencia de 1995, con él como candidato único del campo católico-conservador (la nominación oficial por su partido tuvo lugar el 16 de mayo de 1999), pero las negociaciones fracasaron con Krzaklewski, quien albergaba sus propias ambiciones presidenciales.

En vísperas de las elecciones Walesa, como los demás aspirantes, tuvo que someterse al Tribunal de Verificación de Varsovia para demostrar, conforme a la denominada ley del blanqueo, que no había sido un chivato de la policía política (SB) durante el régimen comunista.

El caso parecería grotesco tratándose de Walesa, pero se fundamentaba en una acusación de Antoni Macierewicz, el ministro del Interior de Olszewski que ya intentara incriminarle en 1992 (lo que le costó el puesto junto con el resto del Gobierno), según la cual el ex presidente habría sido informante de la SB entre 1970 y 1972 bajo el pseudónimo de Bolek, para lo que aportaba documentación suministrada por la Oficina de Protección Estatal, el actual servicio secreto polaco.

Los observadores no concedieron crédito a la escabrosa imputación (sobre Kwasniewski recayeron idénticas acusaciones) y apuntaron a un intento de ensuciar el nombre de Walesa cuyo presunto beneficiario sería el intrigante Krzaklewski. Lo cierto es que el 11 de agosto el tribunal resolvió a favor de Walesa -quien, irritado, había amenazado con lanzar una comisión internacional de investigación- y concluyó que en los años ochenta la SB había amañado unos expedientes para desacreditarle, sobre todo para impedir que ganara el premio Nobel.

Walesa pudo, pues, seguir adelante con su aspiración presidencial. Pero el día de las elecciones sólo recibió un testimonial 1,1% de los votos y se situó detrás de otros seis candidatos, entre ellos el muy vituperado Kwasniewski (a quien situó "más cerca de Stalin que Jörg Haider de Hitler"), el cual arrasó con el 53,9% de los votos, y Krzaklewski, tercero con el 15,5%. El 15 de octubre el fundador de Solidaridad anunció con resignación su abandono de la política, recién cumplido el 20 aniversario de la fundación de Solidaridad, si bien luego precisó que sólo había dimitido al frente de su partido.

Walesa está en posesión de una veintena de doctorados honoríficos y, aparte los ya citados, de numerosos galardones, como la Medalla de la Libertad de Filadelfia (1981), la Medalla del Mérito del Congreso de la Comunidad Polaca en Estados Unidos (1981), el premio del Mundo Libre (1982), el Premio de Justicia Social (1983), el Premio de los Derechos Humanos del Consejo de Europa (1989), la Orden polaca del Águila Blanca (1989), el Premio Internacional al Liderazgo en Libre Comercio de la Asociación Mundial de Cámaras de Comercio (1998) y la Orden checa del León Blanco (1999).

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