martes, 2 de marzo de 2010

Los coches de gasogeno.

El panorama español era consecuencia de la pésima situación económica que arrastraba desde la guerra, pero también de la total dependencia del exterior en cuanto al suministro de vehículos automóviles y de crudo. La Guerra Mundial, primero, y las restricciones de Postdam hacia el Estado Español, después, vinieron a complicarlo aún más. Y ante la carencia de medios se echaba mano de la imaginación. Aparece el gasógeno, un artefacto que permitía quemar carbón o leña produciendo gases que accionaban el motor de explosión igual que la gasolina, pero con menor potencia. La dificultad era que además del aparato del gasógeno, los coches debían acarrear el carbón o la leña que éste consumía. En el trasporte público hacen su aparición los trolebuses, autobuses con motores eléctricos alimentados por cable aéreo. El primero de ellos se puso en funcionamiento en Bilbao.

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