domingo, 21 de marzo de 2010
Sucesos de casas viejas Cádiz
Al analizar lo publicado en el diario de Cádiz sobre los Sucesos de Casas Viejas del 11 de Enero al 31 del mismo mes del año 1933, se comprueba la evolución informativa y los cambios sufridos por la opinión pública con respecto a estos Sucesos. Las informaciones de los días 11,12 y 13 son incompletas, inexactas e incorrectas, pero se advierte un tono crítico hacia "los campesinos agresores" y un tono comprensivo con la actuación de la Guardia Civil y la de asalto. "La situacion queda dominada en Casas Viejas, para lograrlo, la Fuerza Pública hubo de incendiar con bombas de mano la casa en que se hicieron fuertes los anarquistas", el día 13 se culpa al anarquismo de lo acaecido. A partir del 16 de Enero las informaciones del Diario de Cádiz van cambiando progresivamente de tono, se menciona la agudización del paro obrero y aparecen informaciones sobre la situación económica y social de la zona. A partir del 25 de Enero aparecen suscripciones y campañas de solidaridad con las víctimas. En el diario de Cádiz del dia 28 aparecen las primeras críticas a la Guardia Civil y ya el día 30 de Enero habla de la casa de Seis Dedos como el lugar donde algunos revoltosos se hicieron fuertes, aparece la palabra "represión" y la cita literal de los vecinos "pedimos justicia, queremos que se castigue a los culpables". El día 31 de Enero se critica el latifundismo imperante en la zona. Por último, el día 23 de Febrero aparece un artículo de Álvarez de León en el que narra el acorralamiento político al que esta sometido el gobierno a raíz de los Sucesos,, termina con el párrafo siguiente: "La tragedia de Casas Viejas quedó flotando en el salón de sesiones como algo muy doloroso, muy terrible, que en estos momentos ha venido a poner su nota de amargura en este tablero político donde todos los materiales son aprovechados para construir los andamios del éxito y del fracaso."
El 10 de Noviembre de 1933 el ABC saca un monográfico sobre los Sucesos. Llama la atención que se le de tanta importancia informativa a dichos sucesos diez meses después de ocurridos y también que sean introducidos bajo el epígrafe "los motivos del sufragio". Parece necesario explicar que los Sucesos de Casas Viejas fueron el "Casus Belli " que desencadenaron las elecciones, lo cual queda demostrado con los documentos aludidos. La historia se repite, obviamente bajo circunstancias distintas, y los acontecimientos recientes, de gran interés y repercusión informativa, demuestran la anterior afirmación, como señalaba Eduardo Haro Teclen en un artículo reciente en el País.
A continuación reproduciremos distintos documentos bibliográficos basándonos en la documentación ofrecida por la CNT de Sevilla. Empezaremos citando un artículo de Azorín publicado en el rotativo "Ahora" el 22 de enero de 1933 "La literatura culpable" El periódico "la libertad" de Madrid publicó la crónica de Ramón J. Sender que junto con las de Eduardo de Guzmán alcanzaron gran renombre. Después servieron de base para la novela que sobre Casas Viejas publicó. Posteriormente Guzmán rememoró su experiencia en Casas Viejas en numerosos artículos publicados en los años setenta y ochenta en revistas como Historia Internacional, Historia 16,etc...
Además de los periódicos se publicaron libros y folletos que ponían en evidencia lo ocurrido. Citemos algunos de ellos. Federico Urales escribió "La barbarie gubernamental", una gran colección de testimonios de militantes cenetistas andaluces. Vicente Ballester publicó en 1933 "Han pasado los bárbaros. La verdad sobre Casas Viejas". Federica Montseny en 1951 publico "María Silva la Libertaria" María Silva, compañera de otro destacado dirigente anarquista, Miguel Pérez Cordón, fue fusilada en la carretera de Medina Sidonia durante la Guerra Civil. Arturo Mori en "Crónica de las Cortes Constituyentes de la Segunda República" recoge todos los debates y los testimonios reunidos por las comisiones parlamentarias. Por último, reseñar la novela de Ramón J. Sender "Casas Viejas" de 1933 y "Viaje a la aldea del crimen. Documental de Casas Viejas" de 1934 y que resultó ser una ampliación del libro de 1933.
DOCUMENTOS MÁS TARDÍOS
Debemos empezar reseñando las memorias de los dirigentes políticos de la época, tales como Diego Martínez Barrio, Manuel Portela Valladares, Indalecio Prieto, Jose María Gil Robles o Francisco Largo Caballero y sobre todo la de Manuel Azaña. El libro de Manuel García Ceballos "Casas Viejas. Un proceso que pertenece a la historia" Madrid 1965 recoge las actas del juicio a los agentes y hombres públicos implicados en los Sucesos. "La pequeña historia de España (1930-1936) de Alejandro Lerroux es interesante, ya que este fue uno de los políticos que más intentó rentabilizar políticamente los sucesos de Casas Viejas.
De las investigaciones generales que tratan los sucesos con cierta amplitud destacan "Historia de la Segunda República española" de Joaquín Arrarás, "Anarcosindicalismo y revolución en España (1930-37) de John Brademas. "El laberinto español" de Gerald Brenan.
Con la transición española empezaron a proliferar libros sobre estos sucesos, que han ido aclarando, precisando y profundizando sobre los hechos acaecidos y sus circunstancias. Destacan el libro de Gerad Brey y Jacques Maurice "Historia y Leyenda de Casas Viejas". Madrid 1976. Aunque se trata del primer libro que apareció en el mercado español con pretensiones historiográficas, continúa siendo uno de los trabajos más válidos para conocer los hechos de Casas Viejas. José Luis Gutiérrez Molina "La represión en Casas Viejas" Madrid 1976. "Los anarquistas de Casas Viejas" de Jerome R. Mintz. Chicago 1982. Interesante estudio desde una perspectiva antropológica que cuenta con abundantes testimonios de los protagonistas. Este autor, recientemente fallecido, vivió largas temporadas en el pueblo y a diferencia de otros autores, se implicó en la vida de él, también tiene un libro sobre el Carnaval de Benalup, pero no está traducido al castellano, lamentablemente. Antonio Ramos Espejo "Casas Viejas. Todos somos Seisdedos" reportaje aparecido en Triunfo en 1979 o el libro de 1984 "Después de Casas Viejas" o el artículo de Alfredo Relaño "La tragedia de Casas Viejas, recordada sin rencor al cumplirse su cincuentenario" publicado en El País el 12 de enero de 1983.
El 10 de Noviembre de 1933 el ABC saca un monográfico sobre los Sucesos. Llama la atención que se le de tanta importancia informativa a dichos sucesos diez meses después de ocurridos y también que sean introducidos bajo el epígrafe "los motivos del sufragio". Parece necesario explicar que los Sucesos de Casas Viejas fueron el "Casus Belli " que desencadenaron las elecciones, lo cual queda demostrado con los documentos aludidos. La historia se repite, obviamente bajo circunstancias distintas, y los acontecimientos recientes, de gran interés y repercusión informativa, demuestran la anterior afirmación, como señalaba Eduardo Haro Teclen en un artículo reciente en el País.
A continuación reproduciremos distintos documentos bibliográficos basándonos en la documentación ofrecida por la CNT de Sevilla. Empezaremos citando un artículo de Azorín publicado en el rotativo "Ahora" el 22 de enero de 1933 "La literatura culpable" El periódico "la libertad" de Madrid publicó la crónica de Ramón J. Sender que junto con las de Eduardo de Guzmán alcanzaron gran renombre. Después servieron de base para la novela que sobre Casas Viejas publicó. Posteriormente Guzmán rememoró su experiencia en Casas Viejas en numerosos artículos publicados en los años setenta y ochenta en revistas como Historia Internacional, Historia 16,etc...
Además de los periódicos se publicaron libros y folletos que ponían en evidencia lo ocurrido. Citemos algunos de ellos. Federico Urales escribió "La barbarie gubernamental", una gran colección de testimonios de militantes cenetistas andaluces. Vicente Ballester publicó en 1933 "Han pasado los bárbaros. La verdad sobre Casas Viejas". Federica Montseny en 1951 publico "María Silva la Libertaria" María Silva, compañera de otro destacado dirigente anarquista, Miguel Pérez Cordón, fue fusilada en la carretera de Medina Sidonia durante la Guerra Civil. Arturo Mori en "Crónica de las Cortes Constituyentes de la Segunda República" recoge todos los debates y los testimonios reunidos por las comisiones parlamentarias. Por último, reseñar la novela de Ramón J. Sender "Casas Viejas" de 1933 y "Viaje a la aldea del crimen. Documental de Casas Viejas" de 1934 y que resultó ser una ampliación del libro de 1933.
DOCUMENTOS MÁS TARDÍOS
Debemos empezar reseñando las memorias de los dirigentes políticos de la época, tales como Diego Martínez Barrio, Manuel Portela Valladares, Indalecio Prieto, Jose María Gil Robles o Francisco Largo Caballero y sobre todo la de Manuel Azaña. El libro de Manuel García Ceballos "Casas Viejas. Un proceso que pertenece a la historia" Madrid 1965 recoge las actas del juicio a los agentes y hombres públicos implicados en los Sucesos. "La pequeña historia de España (1930-1936) de Alejandro Lerroux es interesante, ya que este fue uno de los políticos que más intentó rentabilizar políticamente los sucesos de Casas Viejas.
De las investigaciones generales que tratan los sucesos con cierta amplitud destacan "Historia de la Segunda República española" de Joaquín Arrarás, "Anarcosindicalismo y revolución en España (1930-37) de John Brademas. "El laberinto español" de Gerald Brenan.
Con la transición española empezaron a proliferar libros sobre estos sucesos, que han ido aclarando, precisando y profundizando sobre los hechos acaecidos y sus circunstancias. Destacan el libro de Gerad Brey y Jacques Maurice "Historia y Leyenda de Casas Viejas". Madrid 1976. Aunque se trata del primer libro que apareció en el mercado español con pretensiones historiográficas, continúa siendo uno de los trabajos más válidos para conocer los hechos de Casas Viejas. José Luis Gutiérrez Molina "La represión en Casas Viejas" Madrid 1976. "Los anarquistas de Casas Viejas" de Jerome R. Mintz. Chicago 1982. Interesante estudio desde una perspectiva antropológica que cuenta con abundantes testimonios de los protagonistas. Este autor, recientemente fallecido, vivió largas temporadas en el pueblo y a diferencia de otros autores, se implicó en la vida de él, también tiene un libro sobre el Carnaval de Benalup, pero no está traducido al castellano, lamentablemente. Antonio Ramos Espejo "Casas Viejas. Todos somos Seisdedos" reportaje aparecido en Triunfo en 1979 o el libro de 1984 "Después de Casas Viejas" o el artículo de Alfredo Relaño "La tragedia de Casas Viejas, recordada sin rencor al cumplirse su cincuentenario" publicado en El País el 12 de enero de 1983.
Sucesos de casas viejas Cádiz
Al analizar lo publicado en el diario de Cádiz sobre los Sucesos de Casas Viejas del 11 de Enero al 31 del mismo mes del año 1933, se comprueba la evolución informativa y los cambios sufridos por la opinión pública con respecto a estos Sucesos. Las informaciones de los días 11,12 y 13 son incompletas, inexactas e incorrectas, pero se advierte un tono crítico hacia "los campesinos agresores" y un tono comprensivo con la actuación de la Guardia Civil y la de asalto. "La situacion queda dominada en Casas Viejas, para lograrlo, la Fuerza Pública hubo de incendiar con bombas de mano la casa en que se hicieron fuertes los anarquistas", el día 13 se culpa al anarquismo de lo acaecido. A partir del 16 de Enero las informaciones del Diario de Cádiz van cambiando progresivamente de tono, se menciona la agudización del paro obrero y aparecen informaciones sobre la situación económica y social de la zona. A partir del 25 de Enero aparecen suscripciones y campañas de solidaridad con las víctimas. En el diario de Cádiz del dia 28 aparecen las primeras críticas a la Guardia Civil y ya el día 30 de Enero habla de la casa de Seis Dedos como el lugar donde algunos revoltosos se hicieron fuertes, aparece la palabra "represión" y la cita literal de los vecinos "pedimos justicia, queremos que se castigue a los culpables". El día 31 de Enero se critica el latifundismo imperante en la zona. Por último, el día 23 de Febrero aparece un artículo de Álvarez de León en el que narra el acorralamiento político al que esta sometido el gobierno a raíz de los Sucesos,, termina con el párrafo siguiente: "La tragedia de Casas Viejas quedó flotando en el salón de sesiones como algo muy doloroso, muy terrible, que en estos momentos ha venido a poner su nota de amargura en este tablero político donde todos los materiales son aprovechados para construir los andamios del éxito y del fracaso."
El 10 de Noviembre de 1933 el ABC saca un monográfico sobre los Sucesos. Llama la atención que se le de tanta importancia informativa a dichos sucesos diez meses después de ocurridos y también que sean introducidos bajo el epígrafe "los motivos del sufragio". Parece necesario explicar que los Sucesos de Casas Viejas fueron el "Casus Belli " que desencadenaron las elecciones, lo cual queda demostrado con los documentos aludidos. La historia se repite, obviamente bajo circunstancias distintas, y los acontecimientos recientes, de gran interés y repercusión informativa, demuestran la anterior afirmación, como señalaba Eduardo Haro Teclen en un artículo reciente en el País.
A continuación reproduciremos distintos documentos bibliográficos basándonos en la documentación ofrecida por la CNT de Sevilla. Empezaremos citando un artículo de Azorín publicado en el rotativo "Ahora" el 22 de enero de 1933 "La literatura culpable" El periódico "la libertad" de Madrid publicó la crónica de Ramón J. Sender que junto con las de Eduardo de Guzmán alcanzaron gran renombre. Después servieron de base para la novela que sobre Casas Viejas publicó. Posteriormente Guzmán rememoró su experiencia en Casas Viejas en numerosos artículos publicados en los años setenta y ochenta en revistas como Historia Internacional, Historia 16,etc...
Además de los periódicos se publicaron libros y folletos que ponían en evidencia lo ocurrido. Citemos algunos de ellos. Federico Urales escribió "La barbarie gubernamental", una gran colección de testimonios de militantes cenetistas andaluces. Vicente Ballester publicó en 1933 "Han pasado los bárbaros. La verdad sobre Casas Viejas". Federica Montseny en 1951 publico "María Silva la Libertaria" María Silva, compañera de otro destacado dirigente anarquista, Miguel Pérez Cordón, fue fusilada en la carretera de Medina Sidonia durante la Guerra Civil. Arturo Mori en "Crónica de las Cortes Constituyentes de la Segunda República" recoge todos los debates y los testimonios reunidos por las comisiones parlamentarias. Por último, reseñar la novela de Ramón J. Sender "Casas Viejas" de 1933 y "Viaje a la aldea del crimen. Documental de Casas Viejas" de 1934 y que resultó ser una ampliación del libro de 1933.
DOCUMENTOS MÁS TARDÍOS
Debemos empezar reseñando las memorias de los dirigentes políticos de la época, tales como Diego Martínez Barrio, Manuel Portela Valladares, Indalecio Prieto, Jose María Gil Robles o Francisco Largo Caballero y sobre todo la de Manuel Azaña. El libro de Manuel García Ceballos "Casas Viejas. Un proceso que pertenece a la historia" Madrid 1965 recoge las actas del juicio a los agentes y hombres públicos implicados en los Sucesos. "La pequeña historia de España (1930-1936) de Alejandro Lerroux es interesante, ya que este fue uno de los políticos que más intentó rentabilizar políticamente los sucesos de Casas Viejas.
De las investigaciones generales que tratan los sucesos con cierta amplitud destacan "Historia de la Segunda República española" de Joaquín Arrarás, "Anarcosindicalismo y revolución en España (1930-37) de John Brademas. "El laberinto español" de Gerald Brenan.
Con la transición española empezaron a proliferar libros sobre estos sucesos, que han ido aclarando, precisando y profundizando sobre los hechos acaecidos y sus circunstancias. Destacan el libro de Gerad Brey y Jacques Maurice "Historia y Leyenda de Casas Viejas". Madrid 1976. Aunque se trata del primer libro que apareció en el mercado español con pretensiones historiográficas, continúa siendo uno de los trabajos más válidos para conocer los hechos de Casas Viejas. José Luis Gutiérrez Molina "La represión en Casas Viejas" Madrid 1976. "Los anarquistas de Casas Viejas" de Jerome R. Mintz. Chicago 1982. Interesante estudio desde una perspectiva antropológica que cuenta con abundantes testimonios de los protagonistas. Este autor, recientemente fallecido, vivió largas temporadas en el pueblo y a diferencia de otros autores, se implicó en la vida de él, también tiene un libro sobre el Carnaval de Benalup, pero no está traducido al castellano, lamentablemente. Antonio Ramos Espejo "Casas Viejas. Todos somos Seisdedos" reportaje aparecido en Triunfo en 1979 o el libro de 1984 "Después de Casas Viejas" o el artículo de Alfredo Relaño "La tragedia de Casas Viejas, recordada sin rencor al cumplirse su cincuentenario" publicado en El País el 12 de enero de 1983.
El 10 de Noviembre de 1933 el ABC saca un monográfico sobre los Sucesos. Llama la atención que se le de tanta importancia informativa a dichos sucesos diez meses después de ocurridos y también que sean introducidos bajo el epígrafe "los motivos del sufragio". Parece necesario explicar que los Sucesos de Casas Viejas fueron el "Casus Belli " que desencadenaron las elecciones, lo cual queda demostrado con los documentos aludidos. La historia se repite, obviamente bajo circunstancias distintas, y los acontecimientos recientes, de gran interés y repercusión informativa, demuestran la anterior afirmación, como señalaba Eduardo Haro Teclen en un artículo reciente en el País.
A continuación reproduciremos distintos documentos bibliográficos basándonos en la documentación ofrecida por la CNT de Sevilla. Empezaremos citando un artículo de Azorín publicado en el rotativo "Ahora" el 22 de enero de 1933 "La literatura culpable" El periódico "la libertad" de Madrid publicó la crónica de Ramón J. Sender que junto con las de Eduardo de Guzmán alcanzaron gran renombre. Después servieron de base para la novela que sobre Casas Viejas publicó. Posteriormente Guzmán rememoró su experiencia en Casas Viejas en numerosos artículos publicados en los años setenta y ochenta en revistas como Historia Internacional, Historia 16,etc...
Además de los periódicos se publicaron libros y folletos que ponían en evidencia lo ocurrido. Citemos algunos de ellos. Federico Urales escribió "La barbarie gubernamental", una gran colección de testimonios de militantes cenetistas andaluces. Vicente Ballester publicó en 1933 "Han pasado los bárbaros. La verdad sobre Casas Viejas". Federica Montseny en 1951 publico "María Silva la Libertaria" María Silva, compañera de otro destacado dirigente anarquista, Miguel Pérez Cordón, fue fusilada en la carretera de Medina Sidonia durante la Guerra Civil. Arturo Mori en "Crónica de las Cortes Constituyentes de la Segunda República" recoge todos los debates y los testimonios reunidos por las comisiones parlamentarias. Por último, reseñar la novela de Ramón J. Sender "Casas Viejas" de 1933 y "Viaje a la aldea del crimen. Documental de Casas Viejas" de 1934 y que resultó ser una ampliación del libro de 1933.
DOCUMENTOS MÁS TARDÍOS
Debemos empezar reseñando las memorias de los dirigentes políticos de la época, tales como Diego Martínez Barrio, Manuel Portela Valladares, Indalecio Prieto, Jose María Gil Robles o Francisco Largo Caballero y sobre todo la de Manuel Azaña. El libro de Manuel García Ceballos "Casas Viejas. Un proceso que pertenece a la historia" Madrid 1965 recoge las actas del juicio a los agentes y hombres públicos implicados en los Sucesos. "La pequeña historia de España (1930-1936) de Alejandro Lerroux es interesante, ya que este fue uno de los políticos que más intentó rentabilizar políticamente los sucesos de Casas Viejas.
De las investigaciones generales que tratan los sucesos con cierta amplitud destacan "Historia de la Segunda República española" de Joaquín Arrarás, "Anarcosindicalismo y revolución en España (1930-37) de John Brademas. "El laberinto español" de Gerald Brenan.
Con la transición española empezaron a proliferar libros sobre estos sucesos, que han ido aclarando, precisando y profundizando sobre los hechos acaecidos y sus circunstancias. Destacan el libro de Gerad Brey y Jacques Maurice "Historia y Leyenda de Casas Viejas". Madrid 1976. Aunque se trata del primer libro que apareció en el mercado español con pretensiones historiográficas, continúa siendo uno de los trabajos más válidos para conocer los hechos de Casas Viejas. José Luis Gutiérrez Molina "La represión en Casas Viejas" Madrid 1976. "Los anarquistas de Casas Viejas" de Jerome R. Mintz. Chicago 1982. Interesante estudio desde una perspectiva antropológica que cuenta con abundantes testimonios de los protagonistas. Este autor, recientemente fallecido, vivió largas temporadas en el pueblo y a diferencia de otros autores, se implicó en la vida de él, también tiene un libro sobre el Carnaval de Benalup, pero no está traducido al castellano, lamentablemente. Antonio Ramos Espejo "Casas Viejas. Todos somos Seisdedos" reportaje aparecido en Triunfo en 1979 o el libro de 1984 "Después de Casas Viejas" o el artículo de Alfredo Relaño "La tragedia de Casas Viejas, recordada sin rencor al cumplirse su cincuentenario" publicado en El País el 12 de enero de 1983.
Greguerias
Vivir es amanecer.
El pez más difícil de pescar el el jabón dentro del baño.
Al caer la estrella se le corre un punto a la media de la noche. (media= stocking/hose)
Cuando el niño se empeña en que conozcamos el tamaño de su chichón parece que nos presenta orgullosamente el brote del genio.
Cuando una mujer te plancha la solapa con la mano ya estás perdido.
Trueno: caída de un baúl por las escaleras del cielo.
El pez más difícil de pescar el el jabón dentro del baño.
Al caer la estrella se le corre un punto a la media de la noche. (media= stocking/hose)
Cuando el niño se empeña en que conozcamos el tamaño de su chichón parece que nos presenta orgullosamente el brote del genio.
Cuando una mujer te plancha la solapa con la mano ya estás perdido.
Trueno: caída de un baúl por las escaleras del cielo.
Andrés Nin
Cuando los agentes secretos soviéticos, dirigidos por Orlov, y sus sicarios españoles, entre los que destacaba el coronel Ortega, secuestraron, torturaron y asesinaron a Andrés o Andreu Nin López, en junio de 1937, algo en la II República se rompió para siempre.
No se explica el final de la guerra sin la fosa que se abre, con el cuerpo de Nin dentro, entre los que estaban dispuestos a todo al servicio de Stalin y los que, desde entonces, miraron a Moscú como un peligro más que como un aliado. Si Moscú era capaz de mandar asesinar a un hombre inofensivo políticamente como, de hecho, lo era Nin, ¿qué podía esperarse de bueno que viniera de Moscú? Ni armas siquiera, que por entonces, además, empezaron a llegar de forma harto irregular, a pesar de estar pagadas de antemano y de sobra con el oro del Banco de España enviado a Odessa.
Y es que la historia de Nin, como la de los otros grandes personajes del POUM, Maurín y Gorkin, era la de la izquierda española del siglo XX. Formado en el anarquismo, con gran facilidad para los idiomas -daba clases de catalán y de español entre presión y prisión, y pronto se ganó la vida como traductor en las épocas de clandestinidad- Nin era, con Pestaña, una de las jóvenes promesas del movimiento libertario, cuando triunfó el golpe de Estado leninista y fue enviado a Moscú para averiguar las características del régimen y después decidir si la CNT se sumaba a la naciente III Internacional. Nin hizo algo más que mostrarse favorable_ se quedó en Moscú. Allí empezó a trabajar en la organización de la Profintern, la Sindical Obrera de la III Internacional, y recorrió Europa como agente soviético buscando su implantación, tarea dificilísima porque los socialistas y los anarquistas tenían el control absoluto de ese terreno y pronto se mostraron opuestos al sectarismo leninista.
Nin tardó poco en desengañarse de la revolución. Dos años después de instalarse en su despacho de la Profintern ya le contó a Gorkin sus dudas sobre la evolución de la URSS y, en especial, sobre la sucesión de Lenin. Su favorito era Trotski, con el que mantenía muy buena relación Fue precisamente lo que, años después, le costó la vida.
Y es que Trotski, además de crear el Ejército Rojo y de forjar, mano a mano con Lenin, el régimen de terror que, a través de la cheka, dirigió desde los primeros meses de la revolución Félix Dzerzhinski, tenía debilidad por los escritores e intelectuales, a los que adoctrinaba y con los que se entretenía en largas veladas, bien regadas con vodka. Nin tenía un lugar importante aunque relativamente marginal en la naciente nomenklatura y pertenecía al círculo de los Maiakovski, Esenin, Bábel, Lili Brik, Lieniak y otros que, con Gorkin en la distancia, y Meyerhold en las tablas, sin olvidar a Dziga Vertov, Pudovkin y Eisenstein en el cine, formaron una especie de Corte de Camelot en la naciente revolución soviética.
Nin tradujo al catalán y al español varios libros de Lenin, de Trotski y de los pocos teóricos que por entonces tenía el partido bolchevique, pero complementaba su sueldo y su afán lliterario con la traducción de narraciones de todos aquellos brillantes escritores, entre las que destaca Caballería Roja, de Isaak Bábel.
Pero el rey Arturo Illior Ulianov murió y no había caballeros en torno a la Mesa Redonda de la revolución de octubre. La lucha sorda entre Trotski y Stalin por la sucesión leninista, la tuvo ganada Stalin desde el principio, pero tardó algún tiempo en tomar represalias. Así pudo censar a todos los que, en un momento dado, podían serle hostiles, y se dispuso a deshacerse de ellos.
Entre los trotskistas, que eran simplemente los que se oponían a Stalin o a ciertas formas del terror soviético que no tenían sentido después de ganar la Guerra Civil, figuró desde el principio Andrés Nin. Trotski pudo salir vivo de la URSS pero sus amigos se quedaron y, en la práctica, se convirtieron en prisioneros del naciente estalinismo. Nin tuvo además la gallardia de no esconder nunca sus diferencias con Trotski pero también de ayudarlo cuantas veces pudo, porque consideraba injusta su persecución. Esto lo llevaba de cabeza a la cheka y al tiro en la nuca, cuando su mujer. Olga Tareeva, le impuso la huida de la URSS como única forma de salvar la vida, Las autoridades negaron el visado. Entonces, Olga se presentó en la sede del KGB -entonces GPU- diciendo que si no les dejaban salir, se pegaría un tiro en la puerta de la Lubianka. Y sacó la pistola para demostrarlo. La vieron tan decidida que les dejaron salir.
Cuando Nin regresa a España está naciendo la II República y él funda un grupo claramente trotskista, Izquierda Comunista, que, sin embargo, tropieza con dos obstáculos infranqueables: el dogmatismo de Trotski y la existencia de un grupo, el Bloque Obrero y Campesino, dirigido por el aragonés afincado en Barcelona Joaquín Maurín, cuyo liderazgo en el comunismo antiestalinista era indiscutido e indiscutible. Nin no fue capaz de conseguir que su organización creciera mientras veía cómo la de Maurín se iba haciendo cada vez más fuerte.
Después de muchas peleas teóricas y después de la participación del BOC en als alianzas obreras y la revolución de Asturias, amén de la rebelión de la Generalitat que, dirigida por Dencás, terminó en un espantoso ridículo, la IC y el BOC deciden unir sus fuerzas convencidos de la inminencia, por no decir necesidad, de la Guerra Civil. Nace así el POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista, en el que Nin ocupa una presidencia honorífica pero en el que manda Maurín.
Su política es comunista, dictatorial, pero antisoviética, lo cual les enemista con la CNT -que no perdona ni la antigua defección de Nin ni la represión de Ttrotski contra Makno y otros anarquistas en la URSS- y con Stalin, que ha puesto en marcha, con Yagoda y Yehzov, lo que Conquest ha llamado «el gran terror», una depuración masiva de todos los antiguos bolcheviques, con especial atención a los anarquistas, troskistas y «socialtraidores» en general.
El comienzo de la Guerra Civil pilla a Marín en Galicia, donde consigue escapar con nombre falso, pero es detenido al tratar de pasar a Francia por Jaca, y remitido a la cárcel. Nin queda entonces como jefe nominal del POUM, pero el partido sigue siendo maurinista y, salvo Andrade, todos los dirigentes, con Gorkin a la cabeza, le guardan respeto pero no obediencia. Cuando empieza la guerra, el POUM moviliza sus efectivos como los demás partidos revolucionarios, ero el PCE-PSUC, es decir, Moscú, por boca de Koltsov, ya ha ordenado la caza y captura de los trotkistas, a los que se asimila con los nazis y el Gobierno de Burgos. Tras los Hechos de Mayo, en los que el POUM se alía desganadamente a la CNT contra el PSUC, se desata la persecución contra los poumistas. En junio, Negrín, que ha sustituido a Largo Caballero porque éste se niega a ilegalizar la organización dirigida por Nin, hace la vista gorda para que el coronel Ortega y los agentes de la NKVD, el servicio secreto soviético que en la España republicana ya campaba a sus anchas, detengan a la plana mayor del POUM.
Se llevan a Nin a Madrid, pasando por Valencia, y allí intentan convencerle a golpes de que confiese su condición de agente franquista y nazi. Nin, hombre de salud frágil y carácter blando, no transige. Comienzan entonces las torturas: lo llevan de Madrid -una cheka en la Castellana- a Alcalá de Henares y allí, en un chalé, lo golpean hasta darlo por muerto. Pero vive. Entonces lo llevan al Pardo, a un garito donde las Brigadas Internacionales solían depurar a los antifascistas que no rendían culto a Stalin. Lo coge entonces una troika venida de la URSS y encargada de los mokrie dela, literalmente, asuntos mojados, en sangre, se entiende.
Por las declaraciones de un agente soviético a Jesús Hernández, número dos entonces del PCE, Nin fue desollado vivo, o desollado hasta que murió, Pero nunca firmó nada contra sus compañeros. Mundo Obrero publicó entonces que un grupo de agentes de la Gestapo habían cruzado las líneas y rescatado al «traidor Nin» llevándoselo a Burgos. El POUM respondió desde la clandestinidad pintando en todas las paredes que tuvo a mano: « Gobierno Negrín: ¿dónde está Nin?. A lo que los del PCE-PSUC añadireron: «En Salamanca o en Berlín». Se unió así el asesinato a la calumnia. Pero entre los que no eran comunistas, la muerte de Nin significó una ruptura de fondo con Moscú que desembocó en la rebelión de Casado al final de la guerra. «Antes con Franco que con los que mataron a Nin», se dijeron Besteiro y los suyos. Lo que prueba hasta qué punto Nin era uno de los nuestros
No se explica el final de la guerra sin la fosa que se abre, con el cuerpo de Nin dentro, entre los que estaban dispuestos a todo al servicio de Stalin y los que, desde entonces, miraron a Moscú como un peligro más que como un aliado. Si Moscú era capaz de mandar asesinar a un hombre inofensivo políticamente como, de hecho, lo era Nin, ¿qué podía esperarse de bueno que viniera de Moscú? Ni armas siquiera, que por entonces, además, empezaron a llegar de forma harto irregular, a pesar de estar pagadas de antemano y de sobra con el oro del Banco de España enviado a Odessa.
Y es que la historia de Nin, como la de los otros grandes personajes del POUM, Maurín y Gorkin, era la de la izquierda española del siglo XX. Formado en el anarquismo, con gran facilidad para los idiomas -daba clases de catalán y de español entre presión y prisión, y pronto se ganó la vida como traductor en las épocas de clandestinidad- Nin era, con Pestaña, una de las jóvenes promesas del movimiento libertario, cuando triunfó el golpe de Estado leninista y fue enviado a Moscú para averiguar las características del régimen y después decidir si la CNT se sumaba a la naciente III Internacional. Nin hizo algo más que mostrarse favorable_ se quedó en Moscú. Allí empezó a trabajar en la organización de la Profintern, la Sindical Obrera de la III Internacional, y recorrió Europa como agente soviético buscando su implantación, tarea dificilísima porque los socialistas y los anarquistas tenían el control absoluto de ese terreno y pronto se mostraron opuestos al sectarismo leninista.
Nin tardó poco en desengañarse de la revolución. Dos años después de instalarse en su despacho de la Profintern ya le contó a Gorkin sus dudas sobre la evolución de la URSS y, en especial, sobre la sucesión de Lenin. Su favorito era Trotski, con el que mantenía muy buena relación Fue precisamente lo que, años después, le costó la vida.
Y es que Trotski, además de crear el Ejército Rojo y de forjar, mano a mano con Lenin, el régimen de terror que, a través de la cheka, dirigió desde los primeros meses de la revolución Félix Dzerzhinski, tenía debilidad por los escritores e intelectuales, a los que adoctrinaba y con los que se entretenía en largas veladas, bien regadas con vodka. Nin tenía un lugar importante aunque relativamente marginal en la naciente nomenklatura y pertenecía al círculo de los Maiakovski, Esenin, Bábel, Lili Brik, Lieniak y otros que, con Gorkin en la distancia, y Meyerhold en las tablas, sin olvidar a Dziga Vertov, Pudovkin y Eisenstein en el cine, formaron una especie de Corte de Camelot en la naciente revolución soviética.
Nin tradujo al catalán y al español varios libros de Lenin, de Trotski y de los pocos teóricos que por entonces tenía el partido bolchevique, pero complementaba su sueldo y su afán lliterario con la traducción de narraciones de todos aquellos brillantes escritores, entre las que destaca Caballería Roja, de Isaak Bábel.
Pero el rey Arturo Illior Ulianov murió y no había caballeros en torno a la Mesa Redonda de la revolución de octubre. La lucha sorda entre Trotski y Stalin por la sucesión leninista, la tuvo ganada Stalin desde el principio, pero tardó algún tiempo en tomar represalias. Así pudo censar a todos los que, en un momento dado, podían serle hostiles, y se dispuso a deshacerse de ellos.
Entre los trotskistas, que eran simplemente los que se oponían a Stalin o a ciertas formas del terror soviético que no tenían sentido después de ganar la Guerra Civil, figuró desde el principio Andrés Nin. Trotski pudo salir vivo de la URSS pero sus amigos se quedaron y, en la práctica, se convirtieron en prisioneros del naciente estalinismo. Nin tuvo además la gallardia de no esconder nunca sus diferencias con Trotski pero también de ayudarlo cuantas veces pudo, porque consideraba injusta su persecución. Esto lo llevaba de cabeza a la cheka y al tiro en la nuca, cuando su mujer. Olga Tareeva, le impuso la huida de la URSS como única forma de salvar la vida, Las autoridades negaron el visado. Entonces, Olga se presentó en la sede del KGB -entonces GPU- diciendo que si no les dejaban salir, se pegaría un tiro en la puerta de la Lubianka. Y sacó la pistola para demostrarlo. La vieron tan decidida que les dejaron salir.
Cuando Nin regresa a España está naciendo la II República y él funda un grupo claramente trotskista, Izquierda Comunista, que, sin embargo, tropieza con dos obstáculos infranqueables: el dogmatismo de Trotski y la existencia de un grupo, el Bloque Obrero y Campesino, dirigido por el aragonés afincado en Barcelona Joaquín Maurín, cuyo liderazgo en el comunismo antiestalinista era indiscutido e indiscutible. Nin no fue capaz de conseguir que su organización creciera mientras veía cómo la de Maurín se iba haciendo cada vez más fuerte.
Después de muchas peleas teóricas y después de la participación del BOC en als alianzas obreras y la revolución de Asturias, amén de la rebelión de la Generalitat que, dirigida por Dencás, terminó en un espantoso ridículo, la IC y el BOC deciden unir sus fuerzas convencidos de la inminencia, por no decir necesidad, de la Guerra Civil. Nace así el POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista, en el que Nin ocupa una presidencia honorífica pero en el que manda Maurín.
Su política es comunista, dictatorial, pero antisoviética, lo cual les enemista con la CNT -que no perdona ni la antigua defección de Nin ni la represión de Ttrotski contra Makno y otros anarquistas en la URSS- y con Stalin, que ha puesto en marcha, con Yagoda y Yehzov, lo que Conquest ha llamado «el gran terror», una depuración masiva de todos los antiguos bolcheviques, con especial atención a los anarquistas, troskistas y «socialtraidores» en general.
El comienzo de la Guerra Civil pilla a Marín en Galicia, donde consigue escapar con nombre falso, pero es detenido al tratar de pasar a Francia por Jaca, y remitido a la cárcel. Nin queda entonces como jefe nominal del POUM, pero el partido sigue siendo maurinista y, salvo Andrade, todos los dirigentes, con Gorkin a la cabeza, le guardan respeto pero no obediencia. Cuando empieza la guerra, el POUM moviliza sus efectivos como los demás partidos revolucionarios, ero el PCE-PSUC, es decir, Moscú, por boca de Koltsov, ya ha ordenado la caza y captura de los trotkistas, a los que se asimila con los nazis y el Gobierno de Burgos. Tras los Hechos de Mayo, en los que el POUM se alía desganadamente a la CNT contra el PSUC, se desata la persecución contra los poumistas. En junio, Negrín, que ha sustituido a Largo Caballero porque éste se niega a ilegalizar la organización dirigida por Nin, hace la vista gorda para que el coronel Ortega y los agentes de la NKVD, el servicio secreto soviético que en la España republicana ya campaba a sus anchas, detengan a la plana mayor del POUM.
Se llevan a Nin a Madrid, pasando por Valencia, y allí intentan convencerle a golpes de que confiese su condición de agente franquista y nazi. Nin, hombre de salud frágil y carácter blando, no transige. Comienzan entonces las torturas: lo llevan de Madrid -una cheka en la Castellana- a Alcalá de Henares y allí, en un chalé, lo golpean hasta darlo por muerto. Pero vive. Entonces lo llevan al Pardo, a un garito donde las Brigadas Internacionales solían depurar a los antifascistas que no rendían culto a Stalin. Lo coge entonces una troika venida de la URSS y encargada de los mokrie dela, literalmente, asuntos mojados, en sangre, se entiende.
Por las declaraciones de un agente soviético a Jesús Hernández, número dos entonces del PCE, Nin fue desollado vivo, o desollado hasta que murió, Pero nunca firmó nada contra sus compañeros. Mundo Obrero publicó entonces que un grupo de agentes de la Gestapo habían cruzado las líneas y rescatado al «traidor Nin» llevándoselo a Burgos. El POUM respondió desde la clandestinidad pintando en todas las paredes que tuvo a mano: « Gobierno Negrín: ¿dónde está Nin?. A lo que los del PCE-PSUC añadireron: «En Salamanca o en Berlín». Se unió así el asesinato a la calumnia. Pero entre los que no eran comunistas, la muerte de Nin significó una ruptura de fondo con Moscú que desembocó en la rebelión de Casado al final de la guerra. «Antes con Franco que con los que mataron a Nin», se dijeron Besteiro y los suyos. Lo que prueba hasta qué punto Nin era uno de los nuestros
martes, 2 de marzo de 2010
Albert Einstein
Albert Einstein sigue siendo una figura mítica de nuestro tiempo; más, incluso, de lo que llegó a serlo en vida, si se tiene en cuenta que su imagen, en condición de póster y exhibiendo un insólito gesto de burla, se ha visto elevada a la dignidad de icono doméstico, junto a los ídolos de la canción y los astros de Hollywood.
Sin embargo, no son su genio científico ni su talla humana los que mejor lo explican como mito, sino, quizás, el cúmulo de paradojas que encierra su propia biografía, acentuadas con la perspectiva histórica. Al Einstein campeón del pacifismo se le recuerda aún como al «padre de la bomba»; y todavía es corriente que se le atribuya la demostración del principio de que «todo es relativo» a él, que luchó encarnizadamente contra la posibilidad de que conocer la realidad significara jugar con ella a la gallina ciega.
Albert Einstein nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879. Fue el hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Al siguiente año se trasladaron a Munich, en donde el padre se estableció, junto con su hermano Jakob, como comerciante en las novedades electrotécnicas de la época.
El pequeño Albert fue un niño quieto y ensimismado, que tuvo un desarrollo intelectual lento. El propio Einstein atribuyó a esa lentitud el hecho de haber sido la única persona que elaborase una teoría como la de la relatividad: «un adulto normal no se inquieta por los problemas que plantean el espacio y el tiempo, pues considera que todo lo que hay que saber al respecto lo conoce ya desde su primera infancia. Yo, por el contrario, he tenido un desarrollo tan lento que no he empezado a plantearme preguntas sobre el espacio y el tiempo hasta que he sido mayor».
En 1894, las dificultades económicas hicieron que la familia (aumentada desde 1881, por el nacimiento de una hija, Maya) se trasladara a Milán; Einstein permaneció en Munich para terminar sus estudios secundarios, reuniéndose con sus padres al año siguiente. En el otoño de 1896, inició sus estudios superiores en la Eidgenossische Technische Hochschule de Zurich, en donde fue alumno del matemático Hermann Minkowski, quien posteriormente generalizó el formalismo cuatridimensional introducido por las teorías de su antiguo alumno. El 23 de junio de 1902, empezó a prestar sus servicios en la Oficina Confederal de la Propiedad Intelectual de Berna, donde trabajó hasta 1909. En 1903, contrajo matrimonio con Mileva Maric, antigua compañera de estudios en Zurich, con quien tuvo dos hijos: Hans Albert y Eduard, nacidos respectivamente en 1904 y en 1910. En 1919 se divorciaron, y Einstein se casó de nuevo con su prima Elsa.
Durante 1905, publicó cinco trabajos en los Annalen der Physik: el primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zurich, y los cuatro restantes acabaron por imponer un cambio radical en la imagen que la ciencia ofrece del universo. De éstos, el primero proporcionaba una explicación teórica, en términos estadísticos, del movimiento browniano, y el segundo daba una interpretación del efecto fotoeléctrico basada en la hipótesis de que la luz está integrada por cuantos individuales, más tarde denominados fotones; los dos trabajos restantes sentaban las bases de la teoría restringida de la relatividad, estableciendo la equivalencia entre la energía E de una cierta cantidad de materia y su masa m, en términos de la famosa ecuación E = mc², donde c es la velocidad de la luz, que se supone constante.
El esfuerzo de Einstein lo situó inmediatamente entre los más eminentes de los físicos europeos, pero el reconocimiento público del verdadero alcance de sus teorías tardó en llegar; el Premio Nobel de Física, que se le concedió en 1921 lo fue exclusivamente «por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación del efecto fotoeléctrico». En 1909, inició su carrera de docente universitario en Zurich, pasando luego a Praga y regresando de nuevo a Zurich en 1912 para ser profesor del Politécnico, en donde había realizado sus estudios. En 1914 pasó a Berlín como miembro de la Academia de Ciencias prusiana. El estallido de la Primera Guerra Mundial le forzó a separarse de su familia, por entonces de vacaciones en Suiza y que ya no volvió a reunirse con él.
Contra el sentir generalizado de la comunidad académica berlinesa, Einstein se manifestó por entonces abiertamente antibelicista, influido en sus actitudes por las doctrinas pacifistas de Romain Rolland. En el plano científico, su actividad se centró, entre 1914 y 1916, en el perfeccionamiento de la teoría general de la relatividad, basada en el postulado de que la gravedad no es una fuerza sino un campo creado por la presencia de una masa en el continuum espacio-tiempo. La confirmación de sus previsiones llegó en 1919, al fotografiarse el eclipse solar del 29 de mayo; The Times lo presentó como el nuevo Newton y su fama internacional creció, forzándole a multiplicar sus conferencias de divulgación por todo el mundo y popularizando su imagen de viajero de la tercera clase de ferrocarril, con un estuche de violín bajo el brazo.
Durante la siguiente década, Einstein concentró sus esfuerzos en hallar una relación matemática entre el electromagnetismo y la atracción gravitatoria, empeñado en avanzar hacia el que, para él, debía ser el objetivo último de la física: descubrir las leyes comunes que, supuestamente, habían de regir el comportamiento de todos los objetos del universo, desde las partículas subatómicas hasta los cuerpos estelares. Tal investigación, que ocupó el resto de su vida, resultó infructuosa y acabó por acarrearle el extrañamiento respecto del resto de la comunidad científica.
A partir de 1933, con el acceso de Hitler al poder, su soledad se vio agravada por la necesidad de renunciar a la ciudadanía alemana y trasladarse a Estados Unidos, en donde pasó los últimos veinticinco años de su vida en el Instituto de Estudios Superiores de Princeton, ciudad en la que murió el 18 de abril de 1955.
Einstein dijo una vez que la política poseía un valor pasajero, mientras que una ecuación valía para toda la eternidad. En los últimos años de su vida, la amargura por no hallar la fórmula que revelase el secreto de la unidad del mundo hubo de acentuarse por la necesidad en que se sintió de intervenir dramáticamente en la esfera de lo político. En 1939, a instancias de los físicos Leo Szilard y Paul Wigner, y convencido de la posibilidad de que los alemanes estuvieran en condiciones de fabricar una bomba atómica, se dirigió al presidente Roosevelt instándole a emprender un programa de investigación sobre la energía atómica.
Luego de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, se unió a los científicos que buscaban la manera de impedir el uso futuro de la bomba y propuso la formación de un gobierno mundial a partir del embrión constituido por las Naciones Unidas. Pero sus propuestas en pro de que la humanidad evitara las amenazas de destrucción individual y colectiva, formuladas en nombre de una singular amalgama de ciencia, religión y socialismo, recibieron de los políticos un rechazo comparable a las críticas respetuosas que suscitaron entre los científicos sus sucesivas versiones de la idea de un campo unificado.
Los coches de gasogeno.
El panorama español era consecuencia de la pésima situación económica que arrastraba desde la guerra, pero también de la total dependencia del exterior en cuanto al suministro de vehículos automóviles y de crudo. La Guerra Mundial, primero, y las restricciones de Postdam hacia el Estado Español, después, vinieron a complicarlo aún más. Y ante la carencia de medios se echaba mano de la imaginación. Aparece el gasógeno, un artefacto que permitía quemar carbón o leña produciendo gases que accionaban el motor de explosión igual que la gasolina, pero con menor potencia. La dificultad era que además del aparato del gasógeno, los coches debían acarrear el carbón o la leña que éste consumía. En el trasporte público hacen su aparición los trolebuses, autobuses con motores eléctricos alimentados por cable aéreo. El primero de ellos se puso en funcionamiento en Bilbao.
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