miércoles, 9 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

Anuncio de la muerte de Franco

Ultimos asesinatos de Francisco Franco

CARTA ABIERTA

27/09/75: los últimos antifascistas asesinados por el dictador franco

Como ex-militantes del PCE (m-l) y del FRAP, ante la decisión de la Comisión de Valoración de la llamada Ley de la Memoria Histórica, que rechaza la condición del víctima de José Luís Sánchez Bravo (fusilado el 27/09/1975), al interpretar dicha comisión y los informes policiales requeridos, que el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) fue una organización terrorista negándole su carácter político y antifascista,

exponemos:

1. El 27 de septiembre de 1975 cinco antifascistas eran fusilados en distintos lugares del estado. En Hoyo de Manzanares (Madrid), los militantes del PCE (m-l) y del FRAP: Xosé Humberto Baena, José Luís Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz. En Cerdanyola del Vallès (Barcelona), el militante de ETA: Juan Paredes “Txiki”. Y en el Penal de Villalón (Burgos), el también militante de ETA: Ángel Otaegui.

2. Las sentencias se dictaron en consejos de guerra sumarísimos, sin pruebas, sin garantías judiciales, con expulsión de abogados, sin tener en cuenta las torturas a que fueron sometidos los detenidos. La violencia fascista de la dictadura mostró, una vez más, su rostro más feroz.

3. El Consejo de Ministros del día 26 de septiembre de 1975, por unanimidad y pronunciamiento personal, ratificó las cinco sentencias de muerte y se conmutaron las de los militantes del PCE (m-l) y el FRAP: Manuel Blanco Chivite, VIadimiro Fernández, Concepción Tristán, María Jesús Dasca y Manuel Cañaveras.

4. Ante la ola de manifestaciones y protestas estatales e internacionales, de repulsa de estos crímenes, el 1 de Octubre 1975 un Franco balbuceante junto a Juan Carlos de Borbón salían al balcón del Palacio de Oriente a recibir los aplausos de los fascistas allí congregados. El dictador moría cuarenta días después y Juan Carlos era proclamado rey de la monarquía instaurada por Franco.

5. El Comité pro-Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y posteriormente el FRAP, presido por Julio Álvarez del Vayo, era ante todo un marco político de carácter frentista, antifascista y republicano, que adecuó sus formas de lucha y autodefensa popular a las ofensivas represivas de la dictadura.

6. La llamada Ley de Amnistía de 1977, es la base sobre la que construyó el modelo de impunidad español de los crímenes de lesa humanidad y la vulneración permanente de los derechos humanos del nacional-catolicismo fascista español, y que pone en el mismo plano de igualdad a víctimas y verdugos.

7. El fascismo español ha sido denunciado en los procesos de Núremberg, en Naciones Unidas y por toda la legislación internacional sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad. Ratificado todo ello recientemente, por primera vez en sede judicial, por los autos del juez Garzón.

8. La llamada Ley de la Memoria Histórica, la 52/07, es un simple maquillaje del modelo de impunidad construido en 1977. Una ley que deja fuera de la “memoria oficial”a los guerrilleros, Luchadores por la Libertad y la República, a los niños secuestrados, robados a sus madres en las cárceles fascistas y entregadas a familias del régimen, a los que resistieron legítimamente al fascismo por todos los medios, que no anula las farsas de juicios de los tribunales ilegales del franquismo y otros aspectos no menos importantes de 40 años de violencia fascista.

9. Que es inadmisible que en 2009, todavía, la policía del estado español siga ratificándose en el carácter terrorista del FRAP basándose en una sentencia franquista y por tanto concediendo toda legalidad al sistema judicial de la dictadura.

Más allá de nuestros aciertos y errores, no renunciamos a nuestro pasado y presente antifascista y republicano. Ni aceptamos, ni nos resignamos a ser tratados de “terroristas”. Seguiremos, en el marco de esta democracia de baja intensidad y/o a nivel internacional, luchandopor los principios democráticos de Verdad, Justicia y Reparación, contra la vulneración de los derechos humanos, contra las injustas sentencias de los tribunales militares y civiles, los crímenes de estado, la involución democrática y los recortes de los derechos civiles, contra la tortura, … aquí y en cualquier parte del mundo.

Estado español, junio de 2009



Firman:

Álvaro Fernández Alonso, Milagros Riera, Joan Aguirrezabal Foraste, ...

El asesinato de Luis Carrero Blanco

El día 20 de diciembre de 1973 el Presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco se dirigía a su domicilio después de oír misa en la iglesia de San Francisco de Borja, en Madrid, y al llegar a la calle Claudio Coello, esquina a Maldonado, una inmensa explosión lanzó al coche en que viajaba a una altura de más de veinte metros de altura provocando su muerte y la de otras dos personas más.

En aquella ocasión los terroristas de ETA aseguraron que aquellas muertes (también las de las otras dos personas inocentes) eran necesarias para conseguir la democracia. Lo curioso fue que los terroristas "sólo" asesinaron a 45 personas durante la dictadura y, hasta el momento, a 765 durante la democracia...

Los terroristas compraron un semisótano en el número 104 de la calle Claudio Coello y a partir de allí hicieron un túnel hasta el centro de la calzada donde pusieron cerca de 100 kilogramos de goma-2 que hicieron explosionar al paso del coche de Carrero Blanco.

Fueron acusados de aquel asesinato los etarras José Ignacio Abaitua Gomeza "Marquín", José Miguel Beñarán Ordeñara "Argala", Pedro Ignacio Pérez Beotegui "Wilson", Javier María Larreategui Cuadra "Atxulo", José Antonio Urruticoechea Bengoechea "Josu" y Juan Bautista Eizaguirre Santiesteban "Zigor", todos ellos refugiados en Francia y, en aquella época, protegidos por este país.

Tras el atentado los tres ocupantes del vehículo fueron trasladados al hospital ya que ninguno de ellos falleció en el acto, pero las heridas sufridas eran de tal gravedad que ninguno de los tres sobrevivió.

Con la muerte de Carrero Blanco podría decirse que se acababa definitivamente el régimen franquista y eso lo sabía muy bien ETA, como también sabía que con este asesinato se granjearían ciertas simpatías por parte de los contrarios al régimen de Franco. Al mismo tiempo conseguirían que el ejército y el gobierno se posicionasen aún más a la derecha endureciendo la dictadura, lo que produciría un importante distanciamiento del pueblo e incluso un enfrentamiento entre "las dos Españas"... En otras palabras, el asesinato de Carrero Blanco fue uno de los primeros intentos de ETA para que a España nunca llegase la democracia, pero por desgracia para ellos y por suerte para los demócratas, no se salieron con la suya... Ni el ejército se sublevó, ni el gobierno se endureció, ni el pueblo llegó a enfrentarse...

Las dos personas que los terroristas asesinaron junto a Carrero Blanco fueron su conductor, un civil llamado José Luis Pérez Mojena y su escolta Juan Bueno Fernández al cual puede verse en la fotografía de la izquierda.
Como se puede comprobar, ya desde entonces ETA no se paraba en minucias a la hora de conseguir sus objetivos. Si quería asesinar a una determinada persona no le importaba que también cayesen con ella todas las que en aquel momento estuviesen a su lado.

jueves, 13 de mayo de 2010

La Pobreza en España

En España hay más de 8 millones de personas, aproximadamente 2.150.000 hogares, que viven en la pobreza. Representa a más del 20% de la población.

La pobreza severa –menos del 25% del Rdn- afecta a más de 1.700.000 personas, aproximadamente unos 300.000 hogares.

Dentro de ese grupo, los que padecen una pobreza extrema son más de 500.000 personas.

Algunas características de la pobreza:
La pobreza está asociada con dificultades, muy a menudo acumulativas: infraviviendas, paro, analfabetismo, enfermedades, exclusiones...
La pobreza es esencialmente urbana.
4 de cada 10 pobres es menor de 25 años. 6 de cada 10 pobres extremos tiene menos de 25 años.

Testimonios de tres madres de familias que viven en barrios de chabolas en Madrid

Como Lola dice : “No es lo mismo criarse en un barrio rico, que ya de por sí tienes un acento, una cultura y todos los medios, que en un barrio marginal que te hace ir con la cabeza agachada como con vergüenza, como que te sientes inferior a otra gente por tener menos y por vivir en ese barrio.”



Y Beatriz opina: “Vivo en un barrio donde hay mucha droga y tengo miedo de que mis hijos se pueden enganchar. Quiero lo mejor para mis hijos pues yo no sé leer ni escribir y creo que es importante. Vivo en un barrio en el que no puedo salir de mi casa, por la droga, pues si me voy de mi casa, me roban, se llevan todo lo que tengo y me dejan la casa destrozada. Siempre tiene que haber alguien dentro, mi casa sola no se puede quedar.

En mi barrio se ven muchas cosas pero aquí nadie te escucha. Todo el mundo sabe que hay mucha droga aquí pero se hacen los tontos, la quitan de la vía pública y la traen aquí que somos cuatro vecinos. Me da vergüenza decir que vivo en este barrio. Cuando fui al hospital con mi hija, dije : “vivo en un barrio de chabolas pero no vendo droga.”



Cuando Mercedes habla de los trabajadores sociales, dice: “Si además de no tener a nadie que te apoye, vas a pedir ayuda a la Asistente Social y te la niega, sabiendo las condiciones en que vivíamos en una chabola de madera y mi marido enganchado a la droga, me sentía muy sola. No tenía su apoyo y además tenía miedo de ir a verla y que me quitasen a mis hijos. Te anima más una charla con ella o que te invite a tomar café que recibir dinero”.



Lola añade: “Cuando pasamos tiempos muy difíciles en nuestra familia la solución que nos daban era quitarnos a los hijos, no confiar en nosotros, sus padres.

Nos gustaría que cuenten con nosotros como padres para buscar soluciones juntos y encontrar qué es lo mejor para nuestros hijos, para nuestras familias, que nos den un voto de confianza”.



Mercedes está trabajando ahora y vive en un piso. Pero su vida sigue siendo difícil. Dice: “Tengo 10 hijos. Aunque soy más rica que antes, y eso que no tengo nada, no he sacado a mis hijos de la pobreza, porque mis hijos no son ricos, ni yo tampoco. Antes vivía en una chabola de madera, no tenía para comer, mis hijos iban con zapatillas que me daban, a veces rotas, y me daba vergüenza. Sin embargo ahora, si no es un mes, es otro, cuando necesitan zapatillas yo se las compro, pero eso no quiere decir que yo haya sacado a mis hijos de la pobreza.

Pero sí que estoy orgullosa de sacar a mis hijos adelante aunque tengo que salir de casa a las cinco de la mañana para ir a trabajar. Quiero que mis hijos vayan con la cabeza alta.



Mi primer día de trabajo ya me relacioné con todas mis compañeras. A medida que pasaban los días, ellas me ayudaban, me enseñaban a trabajar, a coger el metro. No me miraban por encima del hombro, me trataban como una de ellas. Y yo pensaba: “Yo soy igual que ellas, ¿por qué voy a tener que ir con la cabeza agachada?”. Empecé a arreglarme, me corté el pelo, me pintaba. Nunca lo había hecho.

Muchas veces miro para atrás y pienso en todo lo que me he perdido. Durante muchos años he vivido entre cuatro paredes, sin saber que este mundo existía.

Muchas veces cuando voy sola andando por el camino, pienso: “uy, me siento ligera, con ganas de vivir”. Me entra tanta alegría de decir: “Dios mío, he conseguido lo que nunca he tenido”.

No he salido de la pobreza todavía, pero he dado un paso adelante.”



Lola comparte su experiencia, y dice : “¿Por qué no me cogen para un trabajo si tengo dos manos? Nadie confía en ti, y te acabas marginando a ti misma. Mi hermana confió en mi y tuve un trabajo durante algunos meses. ¡Qué ilusión tener compañeras de trabajo!. Hubo un cambio radical en mi vida. Un trabajo es importante para uno mismo porque te encuentras con otros, te sientes útil.”



Beatriz habla de la ayuda que da a las personas drogadictas que le piden un vaso de agua o un café. Dice: “¿ por qué me voy a beber yo el café si puede calentar a otra persona que lo necesita?. Me siento útil con eso, me ayuda a mi. Ojalá el rico se diera cuenta del cariño que da el pobre”

La Eutanasia

¿Qué es la eutanasia?

La palabra “eutanasia” a lo largo de los tiempos ha significado realidades muy diferentes. Etimológicamente, eutanasia (del griego “eu”, bien, “Thánatos”, muerte) no significa otra cosa que buena muerte, bien morir, sin más.

Sin embargo, esta palabra ha adquirido desde antiguo otro sentido, algo más específico: procurar la muerte sin dolor a quienes sufren. Pero todavía este sentido es muy ambiguo, puesto que la eutanasia, así entendida, puede significar realidades no sólo diferentes, sino opuestas profundamente entre sí, como el dar muerte al recién nacido deficiente que se presume que habrá de llevar una vida disminuida, la ayuda al suicida para que consume su propósito, la eliminación del anciano que se presupone que no vive ya una vida digna, la abstención de persistir en tratamientos dolorosos o inútiles para alargar una agonía sin esperanza humana de curación del moribundo,

¿Qué se entiende hoy por eutanasia?

Hoy, más estrictamente, se entiende por eutanasia el llamado homicidio por compasión, es decir, el causar la muerte de otro por piedad ante su sufrimiento o atendiendo a su deseo de morir por las razones que fuere.

Sin embargo, en el debate social acerca de la eutanasia, no siempre se toma esta palabra en el mismo sentido, e incluso a veces se prefiere, según el momento, una u otra acepción para defender tal o cual posición dialéctica. Esto produce con frecuencia la esterilidad del debate y, sobre todo, grave confusión en el común de las gentes.

3. ¿Es, pues, especialmente importante el significado de las palabras en esta materia?

Es de extrema importancia, porque, según la significación que se dé al término eutanasia, su práctica puede aparecer ante las gente como un crimen inhumano o como un acto de misericordiosa solidaridad. Estas diferencias tan enormes obedecen con frecuencia a la distinta manera de entender la significación de la palabra, es decir, la realidad que se quiere designar.

No se puede ignorar, sin embargo, que en el debate público también se da no pocas veces, por parte de los patrocinadores de la eutanasia, una cierta manipulación - querida o no - de las palabras, cuyo resultado es presentar ante la opinión pública la realidad de la eutanasia como algo más inocuo de lo que es (se dice "muerte dulce", "muerte digna"), y propiciar así su aceptación social; como si no existiera, o fuera secundario, el hecho central de que en la eutanasia un ser humano da muerte a otro, consciente y deliberadamente, por muy presuntamente nobles o altruistas que aparezcan las motivaciones que lo animen a ejecutar tal acción y por poco llamativos que sean los medios que utilice para realizarla.

Todo esto no quiere decir que el debate sobre la eutanasia dejaría de existir si todos hablásemos de lo mismo y otorgásemos al término idéntico significado. El debate también se produciría aun cuando por eutanasia todos entendiesen una sola cosa: el causar la muerte de otro, con su consentimiento o no, para evitarle dolores físicos o padecimientos de otro tipo, considerados insoportables.

Tomada la eutanasia de esta manera, existen algunas personas y grupos partidarios de legalizarla y de darle respetabilidad social, porque interpretan que la vida humana no merece ser vivida más que en determinadas condiciones de plenitud, frente a la convicción mayoritaria que considera, por el contrario, que la vida humana es un bien superior y un derecho inalienable e indisponible, es decir, que no puede estar al albur de la decisión de otros, ni de la de uno mismo.
¿Cuántas clases de eutanasia hay?

Según el criterio que se emplee, hay diversas clasificaciones del fenómeno de la eutanasia que dependen también del significado que se dé al término.

Desde el punto de vista de la víctima la eutanasia puede ser voluntaria o involuntaria, según ser solicitada por quien quiere que le den muerte o no; perinatal, agónica, psíquica o social, según se aplique a recién nacidos deformes o deficientes, a enfermos terminales, a afectados de lesiones cerebrales irreversibles o a ancianos u otras personas tenidas por socialmente improductivas o gravosas, etc. Algunos hablan de auto eutanasia refiriéndose al suicidio, pero eso no es, propiamente, una forma de eutanasia, aunque muchos de sus patrocinadores defienden también, con arreglo a su propia lógica, el derecho al suicidio.

Desde el punto de vista de quien la practica, se distingue entre eutanasia activa y pasiva, según provoque la muerte a otro por acción o por omisión, o entre eutanasia directa e indirecta: la primera sería la que busca que sobrevenga la muerte, y la segunda la que busca mitigar el dolor físico, aun a sabiendas de que ese tratamiento puede acortar efectivamente la vida del paciente; pero esta última no puede tampoco llamarse propiamente eutanasia.

Existen muchas más clasificaciones posibles y una misma acción puede, a su vez, incluirse en varias de las modalidades referidas aquí. Pero todo esto es, en el fondo, secundario, y con frecuencia contribuye a aumentar la confusión sobre la realidad del problema, en lugar de ayudar a esclarecer la cuestión. De ahí que, para poder referirnos a un concepto que admitan tanto los partidarios de la eutanasia como los defensores de la vida, la hayamos definido en los términos expuestos más arriba, sin detenernos en ulteriores divisiones o clasificaciones.

¿Qué se entiende por distanasia?

La distanasia (del griego "dis", mal, algo mal hecho, y "thánatos", muerte) es etimológicamente lo contrario de la eutanasia, y consiste en retrasar el advenimiento de la muerte todo lo posible, por todos los medios, proporcionados o no, aunque no haya esperanza alguna de curación y aunque eso signifique infligir al moribundo unos sufrimientos añadidos a los que ya padece, y que, obviamente, no lograrán esquivar la muerte inevitable, sino sólo aplazarla unas horas o unos días en unas condiciones lamentables para el enfermo.

La distanasia también se llama "ensañamiento" y, “encarnizamiento terapéutico", aunque sería más preciso denominarla "obstinación terapéutica".

¿Cuáles son los principales argumentos que se emplean para promover la legalización de la eutanasia?

Se suele promover la legalización de la eutanasia y su aceptación social con cinco clases de argumentos:

· el derecho a la muerte digna, expresamente querida por quien padece sufrimientos atroces;

· el derecho de cada cual a disponer de su propia vida, en uso de su libertad y autonomía individual;

· la necesidad de regular una situación que existe de hecho. Ante el escándalo de su persistencia en la clandestinidad;

· el progreso que representa suprimir la vida de los deficientes psíquicos profundos o de los enfermos en fase terminal, ya que se trataría de vidas que no pueden llamarse propiamente humanas;

· la manifestación de solidaridad social que significa la eliminación de vidas sin sentido, que constituyen una dura carga para los familiares y para la propia sociedad.

No todos los partidarios de la eutanasia comparten todos estos argumentos; pero todos, en cambio, comparten los dos primeros, y a menudo el tercero.